✠ 18 de julio: la necesidad de una Cruzada en el siglo XXI ✠
El 18 de julio marca una fecha cargada de significado en la memoria de España. Es el recuerdo de un pueblo que, harto de ver cómo la política degeneraba en caos y la sociedad se descomponía, decidió levantarse. No venimos hoy a agitar las banderas de la guerra ni a reabrir trincheras ideológicas. Venimos a recordar que hay momentos en los que un pueblo no puede permanecer arrodillado ante la injusticia, el saqueo y la corrupción del espíritu.
En el siglo XXI, el mundo hispano entero vive su propia tormenta. Desde los asesinatos políticos en México, pasando por la dictadura chavista en Venezuela, hasta los disturbios y la inseguridad en España —como los recientes sucesos de Torre Pacheco, donde la rabia social estalla en calles que parecen olvidadas por un Estado débil e indiferente—, asistimos a una era donde la descomposición moral, el egoísmo de las élites y la fractura de nuestras naciones amenazan con arrastrarnos a la nada.
Aquí en España, el pueblo observa cómo el gobierno socialista se dedica a llenar sus arcas y derrochar lo que no es suyo, mientras la derecha radicaliza su discurso sin ofrecer soluciones reales. En Hispanoamérica, la sangre corre por calles manchadas por el narcotráfico, la violencia política y la miseria causada tanto por regímenes autoritarios como por democracias corruptas. Es un escenario donde parece que ya nadie habla de Patria, Justicia o Dios, sino solo de intereses, cuotas de poder y dinero.
Sin embargo, el espíritu de la Cruzada no es, ni ha sido nunca, únicamente la violencia armada. Es un fuego interior que mueve a los hombres a luchar por lo bueno, lo justo y lo bello. Hoy, esa Cruzada no necesita fusiles: necesita conciencias despiertas, corazones firmes y manos limpias dispuestas a construir un orden nuevo sobre los escombros del viejo mundo.
El pueblo hispano debe levantarse. No para derramar sangre, sino para derribar los ídolos modernos del materialismo, el relativismo moral y la corrupción institucionalizada. Debemos decir basta al saqueo de los recursos, al vaciamiento de nuestras tradiciones y a los políticos que venden el alma de nuestras naciones a cambio de poder efímero.
Levántate, Hispania. Levántate, pueblo hispano, como un solo cuerpo desde Cádiz hasta Tierra del Fuego. Porque solo la unión, la disciplina y la fe en algo más grande que nosotros mismos podrán salvarnos de convertirnos en cenizas en un mundo globalizado que nos quiere sin identidad ni espíritu.
El 18 de julio es un símbolo. En 1936 se encendió una chispa que cambió el rumbo de la historia. En 2025, necesitamos encender otra chispa: una cruzada cultural y moral para recuperar la Hispanidad, purificar la política y devolverle al pueblo la soberanía que le pertenece por derecho natural.
⚔️ Que nadie espere salvadores: la salvación la forjaremos nosotros mismos. ✝️ Dios, Patria, Justicia. 🕊️ Una cruzada de las conciencias para reconquistar nuestra dignidad.